¿Qué me ves?

El otro día, viajando en colectivo, el sueño comenzó a ganarme, y mientras estaba en el borde entre la vigilia y el otro lado subió un vendedor ambulante. A diferencia de todas las sorprendentes cosas que he visto que venden estas personas, esta vez el producto superó a todos los demás.

Se trataba de un aparato electrónico que funcionaba con una pila. Era similar a un control remoto pero sin botones, sólo tenía una luz. Su función era por demás llamativa. Lo que hacía era detectar si una persona en un radio de 3 o 4 metros gustaba de uno. Por ejemplo, se sube una chica al colectivo, se intercambian miradas, uno tiene ganas de saber si a la muchacha uno le pareció lindo, entonces le apunta con el aparato, si la luz es verde, es que sí, roja es que no, y si apuntamos a una persona que ni sabe que existimos, entonces ni se prende la luz.

El vendedor lo prendió y la luz no paraba de estar roja. Al momento que se lo dió a una chica para que lo sostenga, según la dirección en la que apuntaba, la luz se ponía verde. Salía 5 pesos, así que no dudé en comprarlo.

Lo probé ahí mismo arriba del colectivo, pero ninguna de las mujeres habíase percatado de mi existencia, por lo que la luz no se prendió.

Durante los días subsiguientes, lo llevé conmigo a todos lados en mi mochila. Cada vez que me parecía que alguna chica en la calle me había mirado aunque sea medio segundo, hacía que buscaba algo en la mochila para fijarme de qué color era la luz en el aparatito. Las luces verdes y rojas se sucedían según el caso y siempre parecían tener una lógica razonable. Era divertido usarlo. Mientras, me iba asegurando de su buen funcionamiento. Parecía andar.

A los pocos días dejó de sorprenderme la maravilla misterio/tecnológica y comencé a enfocarme en su verdadera utilidad. Aquí es cuando llega la paradoja: sucedió que cuando veía una chica suficientemente linda como para gustarme, y daba la casualidad que la luz indicaba verde, al volver a mirar a la señorita, la veía mucho más fea. Como si el hecho de saber que la chica gustase de mi con sólo verme fuera un defecto en ella. Luego de ver la luz verde comenzaba a buscarle defectos, a ver que no era tan mágica y tan linda como yo creía. "La vi mal, en realidad no era para tanto" pensaba.

A veces ocurría exactamente lo contrario, cuando una chica sin mucha gracia producía una luz roja, instantáneamente comenzaba a llamarme la atención, a despertar un desafío en mi, a querer acercarme y conocerla.

Me di cuenta que me gustaba no saber, que me gustaba no entender. Pensé y pensé, y llegué a la conclusión de que si estás con alguien, lo mejor que te puede pasar es no entender por qué esa persona quiere estar con vos. No saber 'qué te ve'. Lo mejor es no tener idea de qué te ve. No saber apreciar lo que esa persona aprecia de vos. Si no, de otro modo, uno se podría apreciar a sí mismo esas cosas y no se sentiría bien con alguien que las aprecia, pero no tanto ni tan bien como uno mismo.

Así sin más comencé a odiar ese aparato, me quitaba toda la incertidumbre necesaria para ver la realidad de mi modo distorsionado, donde todas las chicas lindas son perfectas y no les gusto. Así que le saqué la pila, la guardé en mi bolsa de pilas viejas que no quiero tirar porque me dijeron que tardan millones de años en biodegradarse, y tiré el aparato a la basura.

Luego de todo esto me desperté casi pasándome de la parada a la que iba y bajé del colectivo de un salto.